En el súper

-Nora, el “Comehostias” está aquí.

+Aquí, ¿dónde cojones es aquí? ¿En tu sobaco?

-Joder, aquí en el súper.

+Sí que te ha afectao la última hostia del Braulio. ¿Vas mirando a los clientes a la cara? Te van a joder.

-No, mona. Es un puto reponedor. Lo vi enterito en aguas y refrescos. Con el uniforme. Está como siempre pero con más culo. Y al Braulio lo tengo dominao con el chocho. El moratón se me quita enseguida. Es que está muy quemao de estar en paro. Me dijo Ernesto que, en cuanto pueda, lo mete en el súper. ¡Cuidado, un encargado!

+Laurita, cariño. ¿No crees que si el Ernesto pudiera, habría metío a trabajar a tu Braulio en vez de al “Comehostias”? Te lo estás follando pa ná, bonita. El Ernesto no se entera de nada; jode lo que le dicen que joda, más lo que jode él por su cuenta.

-Vete a tomar por culo. Te cuento una exclusiva para que me jodas el día. Se lo voy a contar a Ernesto.

+Pero, ¿eres imbécil? No le digas nada al Ernesto. El “Comehostias” ya llevó lo suyo. A lo mejor está aquí de refuerzo y luego lo largan a otro lao. Déjalo en paz. Ya estuvo bien.

-¿Estuvo bien? ¿Defiendes a ese puto comunista que nos hizo suspender a todos? A lo mejor por eso estamos todos en esta mierda de trabajos. Yo, desde aquella vez ya no fui capaz de estudiar más. Y aquí estoy, viendo a gente tol rato sin poderles mirar a la cara para que no me despidan. Por culpa del “Comehostias”.

+¡Hostia, que viene pacá! El que empuja el traspalé.

-Yo creo que nos ha reconocido. ¿Viste que nos sonrió? Y qué sonrisa de psicópata. Este ha venido a vengarse.

+¿Te fijaste que no tenía la ceja izquierda? Eso es por lo del soplete. El Ernesto se pasó aquel día. Por lo demás, parece que está bien. Joder, me da palo recordar estar dándole patadas en el mismo sitio una y otra vez. Sólo quería romperle algo y era jodidamente difícil. Hasta que el Ernesto me dijo que dejara de darle en las piernas y le diera en las costillas. Ahí fue más fácil pero, cuando escuché el crujido de alguna costilla, me asusté y ya no pude más. Me dan ganas de devolver al recordarlo. No sé cómo pude ser capaz.

-Se te han pochao los huevos. ¡Si está vivo! Vete a darle un beso y pedirle perdón. Merecía eso y más. Nos jodió la vida. Por su culpa no pasamos curso. ¿Ya no te acuerdas de eso?

+Laurita, hasta siendo puta hay que saber quién te folla. No íbamos a pasar ese puto curso sino fuera porque al profe le dio no sé qué y vino un sustituto al que hicimos trampa en los exámenes. Éramos como ratones intentando comprender a Istein. El “Comehostias” sólo nos puso en nuestro sitio y sin querer. ¡Cuidado, el encargado!

-Sin querer, no sé. Pero el hijoputa hizo revisar su puto examen porque le habían puesto nota de más. ¿Se puede ser más imbécil? Y después, por su culpa, revisaron los de todos los demás. ¿te acuerdas de tu nueve?

+Sí. Un dos con cinco en realidad. La verdad es que cantaba mucho. Mira, tras veintipico años veo las cosas de otra manera. Me avergüenzo de lo que le hicimos al chico y pienso que sólo lo hizo por ser honesto. No creo que quisiera joder a nadie.

-Honestidad, jajajaja. Pues no le ha servido de mucho. Aquí en el infierno con nosotras. Sin poder mirar a nadie a la cara, ni entre nosotras. Sin poder hablar con nadie, ni entre nosotras. Buscando un ángulo muerto de las cámaras para poder sentirse persona. Y con Ernesto de encargado jefe. Cuando se entere Ernesto se lo va a comer. Le sigue teniendo ganas. El “Comehostias” va a seguir tragando. ¡Encargado! ¡Uf! No sé si nos ha visto mirándonos y hablando.

+Ni se te ocurra decírselo al Ernesto. Deja que pase su turno y, a lo mejor, no vuelven a coincidir. Te parecerá una imbecilidad pero ahora quemaría las bragas por una persona honesta. Como el “Comehostias”. Alguien capaz de comerse el marrón sólo porque no quiere mentir o porque la ha cagao. Quitando al “Comehostias”, no recuerdo a nadie honesto desde que nací.

-Coño, ¿y yo soy transparente?

+No me jodas. Tú y yo estamos juntas porque nos hemos jodido más o menos lo mismo la una a la otra.

-Y tú, honesta que eres, ¿cuántas colonias has robao? ¿Cuántas veces le pusiste los cuernos al Segun? Y ahora, hasta que salga, ¿qué?

+No me putees porque acabamos mal. Jodo con quien sea por pasta, sí. Y ahora más y mejor porque nadie me vigilará en diez años por lo menos. Pero aun así, mis hijos no pueden tener la misma ropa que los tuyos. A ver cómo lo haces con este sueldo de mierda sin otro trabajo.

-Es que lo haces mal, monina. Con uno vale. Ernesto cobra bien y a Braulio le llega con lo que le doy. Soy como el Robinjud. ¿Viste el cuento?

+¡Tía, lárgate! Ahí viene el Ernesto con un entrajetao que le coge del hombro. Hay rumores de que hoy había visita del súper-jefe.

-¡Hostia, viene llorando mi super-macho! ¿No?

+¿Te dan las lentillas de colores para ver al entrajetao?

-Claro, el súper. Lo tengo visto en las revistas.

+En las revistas no parece el “Comehostias,” ¿a que no?

-¡Joder!

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